Cuando tu jefe no delega: estrategias para ganarte su confianza
- Zaida Montes Pintor
- 27 ago
- 2 Min. de lectura
Si tu jefe no delega, probablemente lo notes en dos cosas: quiere supervisar absolutamente todo y, además, cambia cosas que tú ya habías organizado.
¿Te ha pasado que agendas una reunión tras coordinar horarios imposibles y, de repente, él la mueve en su calendario sin avisarte? Es frustrante, lo sé, no solo por el trabajo perdido, sino porque afecta a tu capacidad de planificar y mantener el control de la agenda.
Este tipo de managers no siempre actúan así por desconfianza personal. Muchas veces, es un tema de estilo de trabajo: sienten que solo ellos pueden garantizar que todo esté “perfecto” o no quieren perder el control sobre nada que les involucre directamente.
(ejemplo real): En un puesto anterior, mi jefe revisaba y reprogramaba reuniones que yo ya había confirmado con varios directores. Al principio me enfadaba, hasta que entendí que necesitaba que yo le demostrara que podía anticipar cambios y pensar como él. Poco a poco, fui incorporando sus criterios de forma proactiva en la agenda, y llegó un momento en que empezó a respetar mis decisiones sin tocarlas.
Si tu jefe supervisa todo, la clave no es luchar contra ello, sino integrarlo en tu forma de trabajar. Esto significa:
Conocer muy bien sus criterios y aplicarlos desde el principio.
Comunicar el porqué de cada decisión que tomas, para que vea que hay un razonamiento detrás.
Darle visibilidad antes de cerrar algo importante: “Voy a agendar la reunión con el cliente el jueves a las 15:00, ¿te encaja o prefieres otra hora?”.
También ayuda anticiparte a sus movimientos. Si sabes que tiende a mover reuniones para evitar solaparse con cierto tipo de tareas o personas, tenlo en cuenta al programar. Esto reduce el margen de cambios.
Por último, celebra cuando no intervenga. Si agendaste algo y se mantuvo tal cual, reconócelo con un breve comentario: “Genial que la reunión con Finanzas se haya mantenido, creo que ha encajado muy bien en tu semana”. Refuerza así el hábito de confiar en tu planificación.
En definitiva, si tu jefe no delega y además supervisa todo, tu mejor herramienta es construir confianza a base de conocer sus criterios, anticiparte a sus ajustes y comunicar de forma clara. Y, no olvidemos que todos somos personas y muchas veces surgen imprevistos.... Lo único que está en tu mano es como te tomas esos cambios. Con el tiempo, si todo va bien, no solo delegará más, sino que sentirá que sus estándares están cubiertos… sin tener que mover cada ficha del tablero.


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