Cómo decirle que no a tu manager (sin que suene a un no rotundo)
- Zaida Montes Pintor
- 10 sept
- 2 Min. de lectura
Decirle que no a tu jefe es, para muchos de nosotros, uno de los retos más difíciles en el trabajo (hay que trabajar más la asertividad). Es especialmente cuando se trata de dos escenarios muy comunes:
Temas personales, como pedirte que estés disponible en vacaciones o fuera de tu horario.
Peticiones que simplemente no se pueden cumplir, pero en las que él insiste.
En ambos casos, el miedo suele ser el mismo: que decir “no” suene a falta de compromiso o a desobediencia. Pero la realidad es que saber poner límites es parte de ser un buen profesional.
(ejemplo real): En una ocasión, mi jefe me pidió organizar una reunión presencial con 15 directivos… para el día siguiente. Era logísticamente imposible. En lugar de decir un “no” seco, le expliqué el porqué: “Mañana no sería viable coordinar los viajes y la disponibilidad de todos, pero puedo agendarla para el viernes con confirmación de todos los asistentes”.
Al ofrecer una alternativa, no solo aceptó, sino que agradeció la previsión.
Cuando el “no” tiene que ver con tu vida personal, la clave es dejar claro que respetas tu trabajo, pero también tus límites. Si te pide que revises un documento durante tus vacaciones, puedes responder: “Ahora mismo estoy fuera y no podré revisarlo con la atención que merece. Si te parece, lo dejo como primera tarea al volver el lunes”. Esto transmite profesionalidad y compromiso, sin ceder tu tiempo personal.
Otra técnica que funciona muy bien es el “no” en positivo:
Reconoces la petición.
Explicas por qué no es viable.
Ofreces una alternativa o solución parcial.
Por ejemplo: “Entiendo que quieras enviar la propuesta hoy, pero necesitamos la aprobación de Finanzas antes. Si quieres, en cuanto la tenga, la envío yo misma para que salga lo antes posible”.
Y algo que no hay que olvidar: la forma en que dices el “no” importa tanto como el contenido. Mantener un tono calmado, profesional y respetuoso es clave para que no se perciba como una confrontación.
Decirle que no a tu jefe no significa bloquear ideas o restar compromiso, sino cuidar tu capacidad de trabajar bien y con calidad. Al final, un “no” bien dicho es una manera de proteger tanto tu trabajo como sus resultados.



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